Nos ha pasado a muchos de nosotros que cuando salimos a correr nos sentimos rígidos, con alguna molestia en el pie o que simplemente nos cansamos rápido y comenzamos a tener inseguridad con los pasos que damos. Algo que siempre deberíamos hacer al momento de salir a correr, ya sea solo o en grupo, es una correcta entrada en calor, en especial de los miembros inferiores. De esta forma ponemos en funcionamiento distintos procesos que aumentan la eficiencia de nuestro cuerpo y lo preparan para la actividad que estamos a punto de realizar. Además de proporcionarnos mayor elasticidad muscular, mejorar el aporte de oxigeno a los tejidos, y flexibilidad a las articulaciones; con una buena entrada en calor estamos enviando constantes estímulos al cerebro para que se focalice en un sector del cuerpo determinado y que de esta manera tengamos un mejor desempeño.

Así es como podemos prevenir lesiones que suelen ser muy frecuentes en corredores como esguinces, desgarros, entre otras.

Anatomía

Para estar al tanto de los tejidos que pueden lesionarse al momento de un tropezón, una torcedura o simplemente un mal contacto del pie con el piso mientras corremos, vamos a hacer un repaso rápido de la anatomía de la articulación del tobillo.

Esta compuesta por: la diáfisis distal de los huesos de la pierna, tibia y peroné; y los huesos del retropié, calcáneo y astrágalo. Todos unidos entre sí por una cápsula articular, qué contiene el líquido sinovial encargado de la nutrición y lubricación, además de los ligamentos encargados, entre otras cosas, del sostén.

Ahora sí, sabiendo qué estructuras componen esta articulación, hablemos de una de las lesiones que suele afectarla más frecuentemente, el esguince.

¿Qué es un esguince?

Los ligamentos están compuestos por un denso tejido conectivo, son compactos y relativamente inelásticos. Por lo que, si a una articulación se le aplica una fuerza que la obliga a moverse mas allá de los límites de movimiento habituales, es probable que se produzca una lesión del ligamento.

Hay 3 grados de esguince que se clasifican de acuerdo a su gravedad:

  • Grado I: producto de una sobre elongación de las fibras ligamentosas con poca o nula inestabilidad, ligera hinchazón y rigidez de la articulación. Dolor leve.
  • Grado II: hay desgarro de las fibras ligamentosas y una moderada inestabilidad, dolor moderado o intenso, hinchazón y rigidez articular.
  • Grado III: hay rotura total del ligamento, lo que produce una importante inestabilidad articular. Puede presentar dolor intenso inicialmente, seguido de un dolor muy leve o inexistente debido a la rotura total de la fibra nerviosa. Frecuentemente se ven afectadas las demás estructuras que rodean la articulación.

Mecanismos de lesión

Son diversos los mecanismos de lesión en el tobillo, pero el que más suele afectar a los corredores es el esguince externo producto de una inversión forzada, una combinación de movimientos de flexión y supinación del pie, ya que es la posición en la que se encuentra éste al momento del contacto con el suelo. Este mecanismo afecta en mayor medida al ligamento peroneo astragalino anterior y en menor medida ligamento peroneo calcáneo y peroneo astragalino posterior, formando entre los 3 un ligamento común llamado ligamento lateral externo.

Los objetivos de tratamiento para rehabilitar una lesión de este tipo están dirigidos a: Controlar que el proceso de curación se produzca de manera adecuada para una correcta cicatrización.

Realizar un acondicionamiento físico mediante ejercicios de fortalecimiento, movilidad y elongación para recuperar la estabilidad y flexibilidad articular.

¿En que consiste el proceso de curación?

Básicamente este proceso consiste en una fase de respuesta inflamatoria, una fase de reparación fibroblástica y una fase de maduración y remodelación. A pesar de que se las presenta de manera separada, el proceso de curación es una progresión continua, por lo que pueden superponerse y no tienen puntos de comienzo ni finalización determinados.

La lesión celular tiene como resultado una alteración del metabolismo y una liberación de materiales que inician la respuesta inflamatoria. Suele caracterizarse por enrojecimiento, hinchazón, sensibilidad y aumento de temperatura. Es una reacción protectora y tiende a localizar o eliminar las consecuencias de la lesión, como sangre y células dañadas. Esta respuesta de inflamación inicial dura entre 2 y 4 días a partir de la lesión inicial. La segunda fase es el período de cicatrización denominado fibroplastia. En esta, se produce la reparación del tejido lesionado siguiendo el fenómeno vascular de la inflamación. Comienza pocas horas después de la lesión y puede durar de 4 a 6 semanas. Durante este período, muchos signos y síntomas asociados con la repuesta inflamatoria disminuyen. La última fase es un proceso a largo plazo, en donde se produce una reorganización y remodelación de las fibras de colágeno que constituyen el tejido de cicatrización.

Tratamiento

Sabiendo esto podemos decir que:

Luego de producido un esguince del ligamento lateral externo, es recomendable realizar no más de 48hs de reposo.

Colocar hielo únicamente si la inflamación se ve muy exacerbada, no más de 15 minutos continuos.

Se recomienda acudir a un profesional del área de kinesiología lo antes posible, para comenzar con el tratamiento adecuado. Es muy importante realizar, cuanto antes, técnicas de liberación, remodelación y reorganización del tejido para que los procesos vasculares funcionen de manera adecuada.

El periodo de fortalecimiento debe realizarse de manera progresiva para permitirle a los tejidos adaptarse a los estímulos de fuerza y tensión sin ser dañados nuevamente.

Es muy importante realizar una correcta entrada en calor antes de salir a correr para prevenir cualquier tipo de lesión y maximizar el rendimiento físico durante la actividad.


Lic. Pablo M. Ocampo
Kinesiología y fisiatría
Master en técnicas osteopáticas - Acupuntura - Punción seca
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